Un gran día el 14 de octubre de 2007, siempre estará en mi recuerdo como unos de los días más importantes de mi vida a la vez que duro por la presión y la responsabilidad, que semejante acontecimiento conlleva.
Me gustaría poder transmitir todo lo que me pasó ese día aunque no es nada fácil, pues no se puede expresar con palabras todo lo que sentí.
No es que durmiera mucho la noche anterior, el camino de Priego a Jaén se hizo un poco más largo que de costumbre, llegué a la plaza poco antes del sorteo, allí ya estaba toda la cuadrilla, se iba acercando la hora de la verdad, todavía no me lo creía, parecía que la cosa no iba conmigo.
Ya en el sorteo me dejaron escoger el toro de la alternativa y escogí a Efusivo el nº 35 por el contrario me dejaron a Intuitivo nº 45 el que menos gustaba de todos.
Allí me encontré con mi maestro David Fandila, acabó el sorteo y nos fuimos cada uno a comer y al hotel.
Después de la comida y hasta que se hace el paseillo son las horas más duras, más difíciles, intento pensar en la faena soñada, aunque como dice el refrán “el torero propone, Dios dispone y el toro lo descompone” como luego ocurriría con el toro de la alternativa.
Estaba nervioso, era mucha la responsabilidad de esa tarde, pero aún no daba crédito a lo que estaba por pasar.
Llega la hora de vestirme y más que nunca el nudo en el estómago empieza a agudizarse.
Una vez terminado el ritual de vestirme, emprendí el camino más tenso de mi vida, del hotel a la plaza, sin llegar a imaginar las docenas de personas que esperan mi llegada.
La furgoneta no podía casi pasar, toda la calle llena de gente, animándome, apoyándome, fue impresionante, se me cogió un gran nudo en la garganta. Entré en la plaza cabeza agachada y sin detenerme, aguantando las lágrimas entré en la capilla. Allí traté de recomponerme de la tremenda presión a la que estaba sometido en ese momento, recé y salí, llegaba el momento de afrontar mi destino, era muy fuerte, el sueño de mi vida estaba a punto de cumplirse, ahí me dí cuenta que era real, estaba pasando. En ese momento dejé de ser Currillo, ese niño que a sus 11 años hizo su primer paseillo, empezando un sueño y que a sus 24 se iba a cumplir. Un largo y duro camino que al final daba su recompensa. “La alternativa.”
Ya en el patio de cuadrillas entre fotos y saludos llega el sonido de clarines y timbales. “La suerte estaba echada”.
Al salir a la plaza una ovación ensordecedora hizo que mi adrenalina subiera hasta límites descompensados diría yo, una infinidad de sentimientos me abordaban: presión, responsabilidad, alegría, nervios, miedo… ya que fueron muchas las personas que se desplazaron hasta Jaén para apoyarme y tenía que darlo todo,
Saltó al ruedo el toro de la alternativa, que empezó por ponérmelo difícil, emplazándose, y manseándose.
Llega el momento de la ceremonia, de doctorarme en tauromaquia. “La alternativa”.
Si ese momento es emotivo y esperado más aún si cabe lo fue por que mi padrino sería David Fandila Marín, “El Fandi”, el que ha sido para mí como un hermano, un gran amigo y mi maestro el que ha depositado su confianza en mí y me ha prestado siempre su apoyo.
Mi primer brindis lo hice a mi padre, la persona que ha estado siempre a mi lado y el que también en cierta manera cumplía su sueño.
El toro como hacía presagiar no fue nada fácil y se encerró en las tablas, no pude dar ninguna tanda a gusto y para colmo fallé con la espada, la verdad que el comienzo no fue como lo había soñado.
La espera hasta el sexto de la tarde se hizo bastante larga, mis compañeros de cartel no me lo estaban poniendo nada fácil, son dos grandes figuras del toreo y lo estaban demostrando, pero yo ya era matador de toros y no podía dejarme ganar la pelea.
Sale el sexto de la tarde, empezó por no ponérmelo fácil, saliendo suelto en cada capotazo, pero tenía que apostar fuerte y con la muleta salí a darlo todo sin escatimar esfuerzos hasta el final, consiguiendo cortarle las dos orejas y como si de un cuento se tratara el final fue feliz, rematando con la salida a hombros al lado de mi maestro.
Todo esto tengo que decir que es gracias a todos los que me han seguido y apoyando a lo largo de este difícil camino.
No tengo palabras para expresar lo que significó para mí el calor y cariño que recibí ese día por parte de todas las personas que se desplazaron hasta el coso de La Alameda.
Fue tal el apoyo de mis paisanos que me sentí arropado y protegido que parecía que ni el toro podría hacerme daño, porque allí estuvo mi gente, y me dieron la fuerza y confianza que necesitaba.
Quiero dar mi agradecimiento a todas las personas que han hecho posible que este sueño sea una realidad, no doy nombres porque han sido tantos que no me gustaría dejar a ninguno atrás, pero sí agradecer a todas las personas que han colaborado económicamente para que pueda prepararme lo suficiente con un gran número de novilladas.
A mi peña, que ha hecho un esfuerzo sobrehumano.
A los medios de comunicación por darme promoción y por sus más que generosas críticas a mis faenas.
A mi familia, por los malos ratos que les he hago pasar.
En definitiva, a todos los que han aportado su granito de arena.
Espero poder recompensaros a todos con mi esfuerzo y buen hacer, consiguiendo que paséis muy buenos ratos a mi lado, conseguir que os sintáis orgullosos de mí como yo lo estoy de vosotros por vuestro apoyo y cariño.
Siempre os llevaré en mi corazón.
Gracias, de verdad, muchas gracias, va por ustedes.
CURRO JIMENEZ